Factores Psicológicos del Acné

La piel realiza numerosas funciones dentro del organismo, es la envoltura externa del cuerpo, protege el organismo del medio ambiente, capta estímulos al servir como órgano de los sentidos, ayuda en la absorción de nutrientes, permite la secreción de sustancias nocivas para el organismo, sintetiza algunas hormonas que el organismo requiere, y sirve de nexo en la comunicación de emociones o situaciones que vive el individuo (hematomas que pueden evidenciar maltrato, ruborización que significa vergüenza o fiebre, etc.).

El acné es un trastorno cutáneo caracterizado por un estado inflamatorio de cierto tipo de folículos pilosebáceos (folículos donde nacen los vellos, acompañados de glándulas sebáceas), está relacionado con las modificaciones endocrinas e influencias psicológicas. Afecta ligeramente más al varón que a la mujer y su mayor incidencia se encuentra en la adolescencia debido al inicio en la producción de las hormonas sexuales (progesterona y testosterona) que estimulan las glándulas sebáceas; la cara es el área más frecuentemente afectada, porque contiene más glándulas sebáceas que otra área corporal.

Muchos estudios referentes a los efectos psicológicos del acné indican que estrés emocional puede influir como factor que empeora está condición; así mismo que este puede ocasionar fobia social, depresión, ansiedad, niveles bajos de autoestima, problemas de imagen corporal, dismorfofobia, suicidio y desempleo. Es necesario recalcar que aún cuando los trastornos cutáneos (de la piel) usualmente provocan menos afectaciones funcionales y orgánicas pueden ser causantes de trastornos mentales como depresión y ansiedad social pues al ser visiblemente evidentes afectan la imagen corporal y con ello la autoestima del sujeto.