Artrosis, factores de riesgo, síntomas y bases del tratamiento


La artrosis es una enfermedad articular degenerativa progresiva que se caracteriza por pérdida de cartílago articular, remodelación ósea y debilidad muscular periarticular que tienen como consecuencia dolor e inestabilidad articular. Es la forma más común de afectación articular y, aunque se da más en personas mayores, se cree que no es el resultado de un simple proceso de envejecimiento sino de cambios bioquímicos y tensiones biomecánicas en los que cartílago, hueso subcondral y sinovial tienen un papel clave.

Aunque puede afectar a cualquier articulación, la artrosis se localiza con más frecuencia en manos (interfalángicas distales y proximales, articulación trapeciometacarpiana de primer dedo), rodillas, caderas, columna cervical y lumbar y pies (metatarsofalángica del primer dedo).

La prevalencia en mayores de 60 años: rodilla 12,2%, mayor en las mujeres. Cadera 7,4%, los factrores de riesgo asociados se incluyen: Factores genéticos 60-70%, Edad y sexo femenino (tras la menopausia), obesidad, deporte profesional, algunas actividades laborales, Traumatismos, artritis previas (sépticas) enfermedades óseas y articulares como necrosis avascular, artritis reumatoide, enfermedad de Paget, osteocondritis, Problemas en el desarrollo como varo o valgo exagerado, displasias óseas, escoliosis. Enfermedades por depósito calcio (condrocalcinosis), úrico (artritis gotosa).

Los síntomas de la artrosis varían según las articulaciones afectadas, los principales son: Dolor que se agudiza con el uso de la articulación, empeora a lo largo del día y mejora en reposo (características mecánicas). Es el síntoma principal que hace sospechar la existencia de artrosis sobre todo en personas de más de 40 años. Su inicio suele ser insidioso, al principio fluctuante, se hace más persistente a medida que avanza la enfermedad. Rigidez ligera de predominio matutino o tras un período de inactividad,

La radiografía simple es la técnica de imagen más utilizada y de menor coste. Los hallazgos radiológicos incluyen estrechamiento del espacio articular, formación de osteofitos y desarrollo de esclerosis y quistes subcondrales

El tratamiento debe individualizarse y multidisciplinario, no farmacológico y no quirúrgico. La obesidad es el factor de riesgo modificable más importante en la incidencia y progresión de la artrosis. La actividad física mejora los síntomas de la artrosis y facilita la pérdida de peso, realizado de manera que se reduzca al mínimo la posibilidad de lesiones y evitando los deportes de contacto. Con inicio gradual y con ejercicios de bajo impacto (caminar, andar en bicicleta o nadar)

Actualmente no existe ningún medicamento con capacidad para frenar la enfermedad por lo que el tratamiento farmacológico está orientado al control de los síntomas. El paracetamol, fármaco de primera elección para el control del dolor leve a moderado

Los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) pueden añadirse o sustituir al paracetamol cuando el control del dolor es insuficiente. Los AINEs deben utilizarse con mucha precaución en periodos prolongados por sus importantes efectos adversos,

Condroitin y glucosamina se han investigado mucho en ensayos clínicos, en general, no parece que tengan beneficios clínicamente relevantes El ácido hialurónico actúa como lubricante articular, ha sido utilizado mediante inyecciones intraarticulares. Su eficacia es controvertida y sus beneficios, serían poco relevantes

Dr Nicolas Blanco B

Medico General  


Escrito por: Dr. Pedro Gomez

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