IDEACIÓN SUICIDA


El suicidio y los intentos autolíticos se consideran como uno de los problemas más graves en el ámbito de la salud pública y como problemática social. Durante los últimos 50 años se ha evidenciado un incremento del 60% a nivel mundial posicionando al suicidio entre las diez primeras causas de muerte, según la OMS en el año 2009 afirma que cada 60 segundos alguien toma la decisión de quitarse la vida, provocando más muertes que los asesinatos y las guerras juntos. El problema es de gran magnitud si se tienen en cuenta que por cada suicidio consumado existen al menos 20 intentos autolíticos, considerando este dato, estaríamos hablando de que alguien intenta suicidarse cada tres a cinco segundos. El rango de población más vulnerable son los adolescentes y los adultos jóvenes, que abarca edades de entre 15 a 24 años, donde se establece al suicidio entre la segunda y tercera causa de muerte. Sin excluir casos que son menos frecuentes pero que ya se consideran signos importantes de alarma ya que se registran intentos de suicidio y suicidios consumados en niños de edades menores.
Desde la perspectiva cognitivo-conductual el acto de planificar un intento autolíticos viene acompañado de pensamientos cuyo contenido esta relacionado con terminar con la propia existencia, ideas catastróficas, pensamientos de desvalorización de su propia vida, deseos de muerte, fantasías de suicidio y planificación del acto. Tales pensamientos reducen la percepción de soluciones disponibles y conducen a la persona a un estado de desesperanza, elevando así la probabilidad de suicidio.
Las causas que pueden desencadenar esta decisión en la persona son varias siendo los mas importantes los factores psicológicos y sociales. La ideación suicida se encuentra estrechamente relacionada a patologías de salud mental, en especial la depresión. Existen signos de alerta que nos pueden dar señales de que la persona tiene la idea o posibilidad de suicidarse como:
? Verbalizaciones: con frases como “quiero quitarme de en medio”, “la vida no merece la pena”, “lo que quisiera es morirme”, “para vivir de esta manera lo mejor es estar muerto”. Es posible que las verbalizaciones de algunos pacientes sean menos completas por lo que es imprescindible mantenerse atentos cuando aparecen otras sutiles como “esto no durará mucho”, “pronto aliviaré mi sufrimiento”, “dejaré de ser una carga”; así como las dirigidas hacia él mismo, el futuro o la vida tales como “no valgo para nada”, “esta vida no tiene sentido”, “estaríais mejor así”, “estoy cansado de luchar”, “quiero terminar con todo”, “las cosas no van a mejorar nunca”.
? Piensa a menudo en el suicidio y no puede dejar de darle vueltas. Si esto ocurre, se requiere diferenciar la posibilidad de suicidarse con el miedo a perder el control en un problema de ansiedad u obsesión.
? Amenaza o se lo comenta a personas cercanas, lo cual se podría entender como una petición de ayuda. Es frecuente que se comente la insatisfacción y poca voluntad de vivir a otras personas cercanas antes que al profesional sanitario, por lo que puede ser de gran utilidad obtener información adicional de la familia y relaciones íntimas siempre que sea posible.
? Lleva a cabo determinados preparativos relacionados con su desaparición, como por ejemplo, arreglar documentos, cerrar asuntos, preparar el testamento, regalar objetos o bienes y llamar a otras personas para despedirse.
? Reconoce sentirse solo, aislado y se ve incapaz de aguantarlo o solucionarlo.
Piensa en ello constantemente y no ve ninguna salida a su situación. Se puede notar que transmite sentimientos de impotencia, indefensión, depresión y especialmente desesperanza.
? Pierde interés por aficiones, obligaciones, familia, amigos, trabajo y apariencia personal y comienza a aislarse personal y socialmente. Por ejemplo, deja de ir a clase, salir los fines de semana, llamar a sus amigos, se encierra en su cuarto más de lo habitual.
? Está muy deprimido y mejora de forma repentina e inesperada, momento en el cual el paciente puede sentirse con fuerzas suficientes para llevar a cabo sus planes de suicidio.
? Aparece un cambio repentino en su conducta. Por ejemplo, un aumento significativo de la irascibilidad, irritabilidad, ingesta de bebidas alcohólicas en cantidades superiores a las habituales y con una frecuencia inusual, calma o tranquilidad repentina cuando previamente ha presentado gran agitación, etc.
? Se observa u obtiene información de autolesiones, sean éstas lesiones más o menos relevantes.


Escrito por: Psic. Paula Cueva

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