Médico y Cirujano, colegiado 9426, Egresado de la facultad de Medicina de la Universidad de San Carlos de Guatemala, en el año de 1993 entrenamiento Medicina Interna, durante los 25 años carrera profesional he laborado en en el sector público y privado, maestría en epidemiología y salud pública.
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Obesidad y Psicología
Tomando en cuenta las investigaciones que sugieren que las causas asociadas al desarrollo de obesidad son la ingesta excesiva de calorías y el ser sedentario, se explica el hecho de que la obesidad frecuentemente ha sido abordada y tratada desde dos bases fundamentales: los planes de alimentación y la actividad física; no obstante, un tratamiento centrado únicamente en estos dos aspectos no siempre resulta funcional y nos obliga a trabajar con otras variables en las que el aspecto médico y psicológico adquiere gran importancia.
Los individuos con obesidad presentan un conflicto en el ciclo del hambre y la saciedad, en el cual los alimentos por lo general obedecen a motivos del tipo emocional en lugar de responder a la satisfacción de deseos fisiológicos; es así que, el sujeto con obesidad recurre por lo general a comer en exceso como una estrategia para manejar sus emociones. Psicoanalistas sugieren que esta se desarrolla desde la primera infancia cuando la madre no responde apropiadamente a las necesidades del niño, este se vuelve incapaz de distinguir entre el hambre y saciedad, y establece una conexión entre la comida y la representación de la seguridad, el amor y la satisfacción.
Otros factores psicológicos considerados en la obesidad se apoyan en la distorsión de la imagen corporal, el sujeto que la padece se ve a sí mismo como rechazado, esto genera una baja autoestima que aumenta su inseguridad y lo auto-desvaloriza; la obesidad, entonces, se presenta como un protección ante un mundo que parece ser amenazante y contribuye a la evitación de los riesgos de afrontar una social y afectiva (sexualidad) que implican un alto costo emocional; debido a este temor de ser rechazados por quienes los rodean tienden a entablar relaciones superficiales y esporádicas.
La obesidad, además, suele relacionarse con problemas de ansiedad, culpa, depresión, tendencias obsesivas compulsivas y fóbicas, lo que hace común que suela acompañarse de abulia y en consecuencia tiendan a la pasividad, inhibición de la agresividad, o conductas autodestructivas.