LAS TRES REGLAS DE ORO EN EL PROCESO DE DIVORCIO


La separación de los padres es un decisión difícil que afecta la dinámica y la relación entre los distintos miembros de la familia en especial los hijos. Los padres que se encuentran en proceso de separación se pueden sentir de diversas formas como sentirse desconsolados, deprimidos y culpables hasta sentir alivio y satisfacción con la decisión tomada, pero invariablemente los hijos mientras más pequeños sean van a sentir confusión y miedo frente a la amenaza de su seguridad personal.


A pesar de la carga emocional que trae consigo el divorcio, es necesario tener en cuenta tres reglas claras, las cuales facilitaran el proceso y ayudarán a la adaptación al cambio.


PRIMERA: “Los hijos e hijas no se divorcian”.


Los padres y madres que están en un proceso de ruptura de pareja tienen que tener en cuenta algunas reglas básicas a la hora de actuar. La primera es la que dice: “los hijos, las hijas no se divorcian”. Los que se separan son los padres y madres por tanto, los hijos e hijas no tienen por qué perder la relación con ninguno de los dos progenitores, a excepción de que uno de los progenitores tenga conductas de riesgo que pongan en peligro al niño por ejemplo consumo problemático de alcohol y drogas, temperamento violento, entre otras.


Las decisiones a tomar en un proceso de separación competen a los adultos. Es necesario dejar a los niños y niñas al margen de tales cuestiones. La separación es una decisión de los adultos, es responsabilidad del padre y de la madre organizar las relaciones familiares, siempre priorizando el interés de los hijos e hijas.


SEGUNDA: “No descalificar al otro (padre-madre) delante de los hijos y/o hijas”.


La segunda regla general es que los hijos e hijas tienen derecho a recibir una imagen del padre y de la madre “una imagen limpia”, y los padres y madres, la obligación de proporcionársela. La razón es sencilla: los niños y niñas no pueden tener otro padre u otra madre, y para su desarrollo personal integral es importante que la imagen que tienen de ambas personas, que son las más importantes en sus vidas, sea lo más positiva posible, y nadie, ni tan siquiera el padre o la madre, puede hablar mal, descalificar o criticar a la otra parte delante de los hijos e hijas.


TERCERA: “Los hermanos y hermanas tienen derecho a vivir y crecer juntos”.


Tercera regla de oro: los hermanos y hermanas tienen el derecho a vivir y crecer juntos; por tanto, los padres y madres no los separarán, y facilitarán el hecho de que convivan en la misma casa. Solamente a partir de la adolescencia avanzada, y siempre por voluntad propia, dejarán que los hermanos y hermanas puedan vivir separados.


Psic. Paula Cueva
Psicóloga Clínica
Fuente: Equipo de Mediación Familiar – IRSE, Guía para padres y madres en situación de separación y/o divorcio, Cómo actuar con los hijos e hijas, 2002.


Escrito por: Psic. Paula Cueva

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