¿Qué causa ansiedad?
Hay muchos posibles factores desencadenantes de la ansiedad. A menudo se inicia durante los períodos de estrés psíquico o físico.
Algunos ejemplos de estrés psíquico son: romper una relación, discusiones graves, presión del trabajo, problemas económicos, pérdida del alguien cercano, etc.
Algunos ejemplos de estrés físico son: falta de sueño, enfermedad física, abuso de alcohol o drogas, accidentes de tráfico, etc.
Existen algunas personas que son más vulnerables y tienen, por tanto, mayor predisposición a padecer ansiedad, ejemplo, aquellas que tienen una personalidad ansiosa con tendencia a la preocupación excesiva, aquellas que han tenido experiencias difíciles en la infancia, etc.
Los cambios en nuestro cuerpo
Cuando usted siente estrés, el cuerpo libera adrenalina. Éste es un compuesto químico que prepara al cuerpo para escapar o pelear cuando hay algo potencialmente peligroso o amenazador. Cuando se libera, se producen unos cambios físicos que nos pueden hacer sentir fatal. Además cuando se está sometido a estrés, se respira más rápido y de forma más superficial, es decir, se hiperventila, para aumentar la llegada de oxígeno a los músculos y tejidos facilitando así la huida. Respirar muy rápidamente, disminuye la cantidad de dióxido de carbono en sus pulmones y por una complicada serie de procesos, aparecen síntomas físicos de ansiedad. Se produce la llamada “Respuesta de lucha o huída”.
En la prehistoria esta respuesta fue útil, porque vivíamos de forma salvaje y afrontábamos muchos peligros que eran amenazantes. Afortunadamente, hoy en día no existen tales amenazas, pero lamentablemente hacemos frente a muchos esfuerzos que no se pueden combatir ni de los que podemos huir, por lo que los síntomas no ayudan. De hecho, nos hacen sentir peor, sobre todo si no los comprendemos.
Para entender lo que está sucediendo en su cuerpo, imagine que está a punto de ser atacado/a. Tan pronto como usted se dé cuenta, los músculos se tensan listos para la acción, para la huída. Su corazón late más rápido para llevar la sangre a los músculos y al cerebro, donde más se necesita. Comienza a respirar más rápido para proporcionar el oxígeno que es necesario para generar energía.
Usted suda para impedir que su cuerpo se sobrecaliente. Su boca se volverá seca y podrá sentir como mariposas en el estómago. Cuando se de cuenta de que el “atacante” no supone un peligro, los sentimientos se desvanecen, pero usted puede sentirse débil después de la experiencia.
Pero también se puede reaccionar del mismo modo ante cosas que nos preocupan, como sentirnos criticados/as. Cuando alguien se encuentra con un montón de preocupaciones continuamente, el cuerpo se acostumbra a estar “en alerta” y aparecen los síntomas físicos de ansiedad.
¿Cómo se mantiene la ansiedad?
Uno puede comenzar a notar ansiedad en los pensamientos, en el comportamiento o en el cuerpo. Pero la reacción de ansiedad en cada una de las áreas influye en las demás. Esto mantiene el cuerpo “en alerta” y crea un círculo vicioso que mantiene la ansiedad.
Alguien que ha experimentado ansiedad en una situación determinada puede comenzar a predecir su aparición y sentir miedo de padecer los síntomas, lo que favorece que realmente vuelvan a aparecer.
Una vez que se ha establecido el círculo vicioso, la persona suele evitar cualquier situación o circunstancia que en algún momento ha desencadenado la ansiedad. Escapar de las situaciones que suponen una amenaza es una reacción natural, pero el tipo de cosas que las personas tienden a evitar cuando sufren de ansiedad a menudo no son peligros reales (por ejemplo, ir a las tiendas, montar en autobús, ir a lugares concurridos, salir a comer, hablar con la gente, etc.), es más, no sólo no son peligrosas sino que son muy necesarias. Evitarlas puede hacer la vida muy incómoda y difícil. Este tipo de evasión también puede dar lugar a una pérdida de confianza y de autoestima, incrementando con ello la sensación de ansiedad - ¡otro círculo vicioso!.
Revisión bibliográfica realizada por:
Psic. Paula Cueva
Psicóloga Clínica
Fuente: García J., Nogueras V., (2013), Guía de autoayuda, comprendiendo a la Ansiedad. Servicio Andaluz de Salud. Consejería de Salud y Bienestar Social. Junta de Andalucía.