Egresada de la Universidad Mexiquense del Bicentenario, estoy ampliamente capacitada para brindarle la mejor atención y proporcionarle planes de alimentación personalizados a sus necesidades y objetivos, con el fin de mejorar su salud, Me caracterizo por darle atención especial a enfermedades crónicas o padecimientos metabólicos, con la mayor y dedicación que se merecen.
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Pautas de crianza: poner límites (3 a 5 años)
La puesta de límites es la gran herramienta de crianza que impacta sobre la fortaleza emocional de los niños y niñas.
-Poner límites es enseñarles qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, y permitirles desarrollar la capacidad de ajustarse inteligentemente a las normas. -Cuando ponemos bien los límites, los niños se sienten más seguros, cuidados y valorados.
Al poner límites les damos:
-Una estructura comprensible que les permite entender lo que pasa a su alrededor. -Guía y orientación para la vida, porque les señalamos el camino que consideramos más favorable para ellos.
La puesta de límites saludable tiene varios objetivos:
-Que entiendan el sentido de las reglas y aprendan a respetarlas porque las entienden y no por miedo u obediencia ciega. -Que desarrollen la capacidad de controlar sus impulsos. -Que desarrollen empatía. -Que empiecen a aprender a tomar decisiones y a responsabilizarse de los resultados. -Que aprendan a pensar, desarrollar y madurar su conciencia sobre lo que está bien y lo que está mal. -Que se logre un buen clima de convivencia, disfrutable también para ellos.
A «portarse bien» o «portarse mal» se aprende
Enseñar a los niños a «portarse bien» da trabajo porque, como todo proceso de aprendizaje, lleva tiempo y requiere práctica, paciencia y firmeza.
-Para poner límites saludablemente hay que querer hacerlo y saber cómo hacerlo.
-La puesta de límites saludable solo es posible cuando la relación es sana; esto es: cálida, confiable, honesta y respetuosa.
-Es más importante hacer que hablar. Damos ejemplo todo el tiempo, sin proponérnoslo y sin darnos cuenta.
Poner límites es plantear una exigencia, es pedirle al niño o a la niña que haga algo que probablemente sea diferente de su impulso. Cuando le planteamos que no está permitido pegarle al hermanito aunque tenga mucha rabia, lo estamos confrontando a la dura pero imprescindible tarea de aprender a controlarse a sí mismo.
-Las reglas tienen que ser el resultado de una decisión pensada, no de una improvisación ni de un impulso.
-Las reglas responden a razones que hay que trasmitir, porque esos son los criterios que queremos que perduren en la cabeza del niño y de la niña.
-No podemos pedir ni exigir algo que no es posible o saludable para él o ella. Es preciso respetar la etapa de desarrollo en que se encuentra.
-Las reglas proponen desafíos que puedan cumplirse con algo de esfuerzo.
-Deben ser explicadas de manera clara y simple.
Las reglas sirven solo...
-Si son positivas para su desarrollo y sensatas para sus posibilidades.
-Si nos aseguramos de que se cumplan.
-Si él o ella entiende cuáles son las consecuencias de cumplir y de transgredir.
Cuando un niño está sometido a una exigencia razonable, crece más seguro de sí mismo y más fuerte emocionalmente. Exigirle algo que puede hacer si se esfuerza un poquito es darle un voto de confianza en su capacidad para superarse y favorece su autoestima.
Cuando pedimos determinado comportamiento es necesario:
-Describir con claridad qué queremos y cuál es la conducta que deseamos. -Asegurarnos de que nos escuchó y entendió. -Ser lo más breves posible.
-Ser convincentes. -Explicitar las consecuencias por su cumplimiento y por su incumplimiento. -Ser muy persistentes.
SIN:
-Gritar ni amenazar. -Ponerle etiquetas al niño o a la niña. Eso no servirá para corregir su conducta. Decirle «Eres un desordenado» resulta menos efectivo que señalarle «Tus juguetes están desordenados». -Decir vaguedades tales como «Pórtate como una niña de cuatro años». -Pedir comportamientos intermedios del tipo: «Tratá de no ensuciar el sillón». -Hacer preguntas de las que no esperamos respuestas porque tampoco las tienen, tales como: «¿Cuántas veces te tengo que decir que...?». -Creer que se portan mal a propósito, cuando en realidad ¡son niños chicos!, que recién están aprendiendo.
Revisión bibliográfica realizada por: Psic. Paula Cueva Psicóloga Clínica Fuente: Trenchi, N., (2011), ¿Mucho, poquito o nada? Guía sobre pautas de crianza para niños y niñas de 0 a 5 años de edad.,Uruguay. UNICEF
Escrito por: Psic. Paula Cueva
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L.N Monica Aranza De la luz Landeros a sus órdenes.