La llegada del bebé: comunicándonos (0 a 12 meses).


Nos comunicamos principalmente con el contacto físico. Porque al bebé le gusta que lo toquen y manipulen con cariño y seguridad. Conviene que los adultos, si están nerviosos, tristes o enojados, hagan el esfuerzo de recuperar la calma antes de encargarse del bebé, para no trasmitirle la tensión.


La mirada lo alimenta tanto como la leche. Establecer contacto visual con sus figuras de apego ayuda a su desarrollo mental y emocional.


Las vocalizaciones lo vinculan con el mundo, lo acompañan y lo embeben en el lenguaje que en algunos meses empezará a expresar también él. El tono, la intensidad y la cadencia de las voces van adquiriendo sentido de mensaje.


La estimulación de cada uno de los sentidos ayuda a su desarrollo sano, y a través de todos ellos podemos jugar con el bebé.


La sonrisa del bebé:
Si bien los bebés pueden sonreír desde recién nacidos, esa sonrisa precoz es solo un movimiento reflejo.La sonrisa social de verdad, la que significa que está comunicado, aparece en algún momento del segundo o tercer mes. Esta sonrisa, como tantas otras señales del bebé, necesita ser respondida y estimulada. La respuesta de la mamá, el papá y los demás seres próximos le confirmará que la comunicación está establecida.


¿Qué quiere decirnos cuando llora?


El llanto es el lenguaje de los bebés, su única vía de expresión. «Tengo hambre», «quiero mimos», «me duele la panza» pueden ser algunos de los muchos mensajes que trata de comunicarnos cuando llora.


Descifrar la molestia no siempre es fácil, pero lo intentaremos sin ansiedad y con mucha calma. ¡Lo que menos necesita es que le trasmitamos nuestros nervios!
En el primer trimestre no es raro que los bebés lloren siempre de tardecita, y que no sea fácil calmarlos. Algunos lo hacen porque tienen cólicos a esa hora, otros simplemente expresan así el trabajo que les da adaptarse a tantos estímulos nuevos cada día. Nuestra función será intentar calmarlo, con voz suave, movimientos suaves, masajes.


El llanto persistente de los bebés puede ser muy irritante. Cuando sentimos que nos es imposible tolerar el llanto, lo más razonable es dejar al bebé seguro en su cuna, alejarnos, y pedirle a otra persona que se ocupe de él o ella en ese momento.


Sentir rabia no nos convierte en malos padres, pero no deberíamos trasmitírsela al bebé. Si los sentimientos de rabia e irritación se mantienen, se puede pedir consejo y ayuda.
Si llegado al cuarto mes el bebé no sonríe, es necesario comentárselo al pediatra. Puede ser importante contar con orientación profesional para saber si hay un problema y cómo ayudarlo.


Revisión bibliográfica realizada por:
Psic. Paula Cueva
Psicóloga Clínica
Fuente: Trenchi, N., (2011), ¿Mucho, poquito o nada? Guía sobre pautas de crianza para niños y niñas de 0 a 5 años de edad.,Uruguay. UNICEF



Escrito por: Psic. Paula Cueva

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