la pérdida gestacional : sin preparación previa


Hemos oído muchas veces que nuestra sociedad no se prepara para la muerte. Como denuncian cada vez más insistentemente desde los grupos de apoyo en el duelo, no se educa para la muerte, «no está en el currículum». En el caso de las muertes perinatales tampoco, o aún menos, si cabe, porque es el momento en que el interés máximo está en el otro extremo: el afán de dar vida.
Es altamente significativo que los libros dedicados a preparación para el embarazo se «olviden» de este tema, cuando es parte de él; leemos a menudo que una de cada tres concepciones termina en pérdida... con este dato sería como para tenerlo en cuenta.


nadie se prepara con antelación para algo así, únicamente existe la posibilidad de tomar conciencia en el caso de que las pérdidas hayan sido múltiples. El estado de perplejidad, de shock, de tristeza y desesperación contribuye al «nublado» de la mente y al entumecimiento del cuerpo por el gran disgusto acaecido, y es mal momento para tener en cuenta todas las opciones, se debe buscar una atención respetuosa con la manera personal de enfocar la pérdida. Normalmente se da poco tiempo y poca información


Cuando a una mujer se le detecta un embarazo con problemas que indican que el feto no sobrevivirá extrauterinamente, se da como única solución la interrupción del embarazo. Pero es fundamental que cada pareja decida libremente y esté bien informada sobre qué es lo que desea hacer. También es importante que se les expliquen las diversas maneras en que puede ser interrumpido dicho embarazo, y cuál es el procedimiento habitual de intervención del centro que informa. Y qué pasa si no se interviene, sin coacciones ni presiones. Si ese bebé no va a poder vivir fuera del útero, algunos padres pueden plantearse que no es necesario apresurar el desenlace, que prefieren esperar a que los hechos se sucedan cuando tengan que suceder, cuando dicte la naturaleza. Es el planteamiento habitual en caso de vida extrauterina. 


Además, hay detalles importantísimos sobre los cuales los padres deben poder decidir, si hay más de una sola opción: ¿cómo y cuándo le van a desencadenar el parto?, ¿cómo será acompañada la mujer?, ¿qué se va a hacer con el cuerpo del bebé?, ¿en qué lugar va a estar el padre?, ¿van a poder estar con su bebé?, y si es así, ¿cuándo, cuánto y dónde? Se trata, en fin, de decidir sobre la anestesia, poder acompañar al bebé si éste vive un corto espacio de tiempo después del parto, etcétera.Existe una clara asimetría en el reconocimiento de la dignidad humana de una persona que muere después de nacer y una que muere intrauterinamente. En el primer caso se considera normal la dignidad de los restos, en el segundo caso, no siempre.


Hay países en los que es posible registrar el bebé intrauterino muerto con su nombre y los apellidos de los padres. En nuestro país(España), los bebés que mueren en el seno materno y que ya no son considerados embriones pueden tener la siguiente denominación: «Feto hembra de (nombre de la madre)». Palabras que duelen en el alma a los padres. A los embarazos que se pierden en el primer trimestre suelen ser llamados y tratados como «despojos quirúrgicos». El nombre sí importa, y tal esta-do de cosas dice mucho del modo en que se trata este asunto.

La falta de reconocimiento de la dignidad humana de los niños fallecidos en el vientre materno dice mucho sobre la realidad cultural y social, pero también es reveladora a nivel jurídico. 


Revisión bibliográfica realizada por:
Psic. Paula Cueva
Psicóloga Clínica
Fuente:
TEXTO EXTRAIDO DE:
Claramunt, M., Álvarez, M., Jové, R., Santos E.. (2009). LA CUNA VACÍA. Madrid: La Esfera de los Libros, S.L.



Escrito por: Psic. Paula Cueva

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