Consumo problemático de alcohol


El consumo de alcohol es una de las problemáticas que a nivel mundial generan más preocupación en la salud pública, debido a las tradiciones culturales que fomentan su consumo en la familia, la religión y en la vida social, esta sustancia se vuelve socialmente aceptada aumentando así el riesgo de consumo excesivo, descontrolado y prematuro con una edad de inicio de 12 a 18 años. Con frecuencia la dependencia alcohólica presenta un patrón familiar se estima que existe riesgo por influencias genéticas hasta del 40% al 60%, el riesgo para la dependencia es de tres a cuatro veces mayor en los familiares de primer grado de los sujetos con dependencia alcohólica, siendo el riesgo más alto si hay mayor numero de familiares afectados. Muchos estudios sobre adopción han revelado un riesgo tres a cuatro veces superior para la dependencia alcohólica en los hijos de sujetos con esta patología a pesar de que los niños fueran adoptados al nacer y educados por padres sin este trastorno, sin embargo los factores genéticos solo explican una parte del riesgo ya que una parte definitoria depende de los factores ambientales y relacionales, presión social, influencia de pares, además de la disponibilidad de acceso al alcohol, las expectativas de los efectos del alcohol sobre el estado de ánimo y en el comportamiento y las experiencias personales.


Efectos del consumo de alcohol


Al consumir bebidas alcohólicas, el alcohol ingerido pasa del estómago al intestino delgado, donde es absorbido rápidamente y pasa a la sangre, a través de ésta, se distribuye por todo el organismo. A medida que su concentración en la sangre aumenta, los efectos sobre el comportamiento se agudizan y progresivamente se hacen más evidentes, se reduce la respuesta a los estímulos externos, se disminuye la capacidad de hablar con coherencia, se alteran la coordinación y el equilibrio. Aunque el alcohol pueda parecer una droga estimulante en la medida en que puede aumentar la desinhibición, la intensidad de ciertas conductas y la sociabilidad, es un depresor del sistema nervioso central. De ahí que su uso disminuya considerablemente las capacidades motoras y psíquicas.
Entre los efectos del consumo a largo plazo encontramos mayor riesgo de contraer enfermedades hepáticas, enfermedades cardíacas, trastornos del sueño, depresión y ansiedad, derrame cerebral, problemas para controlar la diabetes, presión arterial alta y otras afecciones. Además de la carga familiar y los problemas psicosociales que trae consigo. El alcohol es un factor causal, por ejemplo, en el 60% de las quemaduras fatales, ahogos y homicidios; el 50% de las lesiones traumáticas graves y las agresiones sexuales, y el 40% de las muertes ocasionadas por accidentes automovilísticos, suicidios y caídas mortales.



Escrito por: Psic. Paula Cueva

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